Sobre todo porque tal recitado,tal como se http://dolihos.gr/157521/prestamos/pago-en-quincenas-con-kueski-pay-la-nueva-forma-de/ le evoca en Córdoba (lugar de composiciónde la obra) después de más de cuarenta años,contiene una serie de rasgos de estilo que permiten sospechar laexistencia de una elocuencia significativa también desde elpunto de vista de una recepción potencial andina,complementando así el «eco de Tucídides»señalado anteriormente por Zamora (45) y Garcés( ), entre otros, como rasgo notorio de la cita oralgarcilasiana. Para fines denuestra propuesta es importante recordar una de las ideas anotadaspor José Durand (1955) que han sido sintomáticamenteolvidadas por la crítica posterior. El conocido estudioso serefiere al proceso de composición de losComentarios como uno que se fue modificando con el tiempoy cuyo producto final (estilos diferentes, interés desigualen el ritmo narrativo) podría explicarse por el hecho de queGarcilaso añadió en la Primera Parte de la obra loscapítulos correspondientes a las guerras y laexpansión de los incas después de haber concebido yempezado a escribir aquellas partes correspondientes a laorganización de la sociedad incaica durante la paz. En otraspalabras, el relato diacrónico y la descripciónsincrónica difieren no sólo en contenido, sinotambién en estilo y en tiempo de composición.Así, las partes «guerreras» a las que se refiereDurand habrían sido añadidas sólo en losúltimos años de elaboración de losComentarios, y no parecen, como decíamos, haberestado incluidas en el plan original de la obra4.
Manco Cápac y Mama Ocllo
Naturalmente, tal discurso no resultanecesariamente representativo de todo un grupo social (sólocontamos con un Inca Garcilaso entre decenas de mestizos de laprimera generación), pero sí llega a dar cuenta deuna posibilidad expresiva que indudablemente modifica el canonconsagrado del historiador blanco, sabio y europeo considerado enla época el paradigma de la autoridad historial(v. Rabasa 1994). Ahora bien, si deautoridad se trata, fuera de confirmar la enorme y prolongada quelos Comentarios lograron desde su publicación en elmundo europeo, conviene recordar la autoridad que desde este ladodel Atlántico la obra ofrecía por su hábilempleo de modalidades narrativas de significación culturalpropiamente andina, y por las posiciones que gracias a un sutilmanejo del palimpsesto oral permitían identificar al sujetode escritura como un emisor propio y autorizado de cierto tipo desujeto colonial dominado (siguiendo la denominación deAdorno en 1988). Más allá, como decíamos, delas declaraciones explícitas que en tal sentido aparecen enla obra, y que sirven, en realidad, para un conocimientosólo parcial y denotativo del discurso. Aunquehubiéramos querido extendernos hacia otros ejemplos en queel subtexto andino contradice o modifica la significación (yla lectura) netamente europea de los Comentarios,deberemos dejar la exposición de casos para pasar a lasumaria evaluación de lo que ellos significan entérminos de cómo describir al sujeto de escrituramestizo que surge del discurso y que a la vez lo determina.Habíamos dicho que plantear la hipótesis de unaescritura coral como herramienta de análisis constituye a lavez una interpretación misma de la obra. Dentro de estaperspectiva, desvirtuar las ideas sobre el carácter«aculturado» del mestizo que se identifica como sujetodel discurso de los Comentarios resulta una tareaimprescindible de cualquier aproximación que pretendadesligarse del facilismo biografista en que generalmente se incurreal considerar la larga permanencia del autor en España, yque pretenda complementar las múltiples referencias a lacultura y la literatura europeas del momento que aparecen en laobra. Si bien este último tipo de lectura ha brindado hastahoy aportes fundamentales para el mejor conocimiento de lacomplejidad de los Comentarios, no llega a dar cuenta deun problema mayor, que trasciende el ya de por sí ampliomarco de las referencias literarias e historiográficas. Talproblema se reformula al examinarse pasajes del subtexto como lospresentados en páginas anteriores, y se proyecta hacia elesclarecimiento de un sujeto cognitivo que se reafirma y secontradice constantemente al tratar de conciliar los elementosculturales que se le ofrecen en la memoria de un espacio deidentidad en permanente reconstrucción verbal.
Les dieron un crédito hipotecario, se los quitaron porque tenían VIH y ahora demandan al banco
Zuidema (1976), notando ladiferencia entre la fiesta citada del Qhapaq Raymi y la celebradadurante el solsticio de invierno, el Inti Raymi, a partir de lasinformaciones de Molina, «elCuzqueño», señala que ambas festividadeshabrían tenido como imágenes no a un mismo solindiferenciado, sino a dos aspectos solares identificables condistintas instancias de la vida social. Así, si segúnMolina el Qhapaq Raymi estaba dedicado al Apu Inti o solmayor, el Inti Raymi lo estaba a Churi Inti o sol menor.El primero resultaba identificable con la divinidad Wiraqucha enuna de sus manifestaciones más resplandecientes, mientrasque el segundo correspondía a P’unchaw, y suregreso hacia el sur era celebrado como un nuevo nacimiento quepermitía esperar su crecimiento y transformación enApu Inti durante el próximo solsticio de verano. Deeste modo, el sol no era un solo «Sol», sino que sedesdoblaba según la necesidad de enfatizar el inicio o elfin de determinadas actividades agrícolas23. Una de lascomprobaciones más frecuentes de la críticagarcilacista consiste en la descripción de las edadesespirituales del mundo andino esbozada en el Libro I de la PrimeraParte de la obra como una mera adaptación de los esquemasagustinianos y como una actualización del tópico depraeparatioevangelica. Ambos modelos conceptuales y formas deautorización discursiva, presentes en losComentarios, ciertamente, aparecen así empleadospara resumir los grandes ciclos culturales por los que laspoblaciones indígenas habrían pasado.
Tal y como indica el Diccionario panhispánico de dudas, cuando se utiliza la expresión dar de alta los pronombres átonos de tercera persona que le corresponden son lo(s) y la(s), ya que la persona que recibe el alta médica se expresa mediante un complemento directo. Por lo tanto, lo adecuado es lo/los dio de alta si se trata de un referente masculino y la/las dio de alta si es femenino. Para abundar sobreel pasaje relativo a la fundación del Cuzco, pasemos ahoraal examen del sistema tropológico implícito enél, a fin de examinar los campos semánticossubyacentes que despiertan, en el plano simbólico,resonancias también incaicas.
la dio de alta, pero le dio el alta
Podría decirse que el “Mito de los hermanos Ayar”, es la visión de la creación del Imperio de los Hatun Ayllu; y, la “Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo”, la visión de la creación del Imperio de los Cápac Ayllu. Si se trata de una solicitud de un préstamo a una entidad bancaria y se lo dieron en un 100% entonces “les dieron entero crédito”. Por el contrario, si se emplea la construcción dar el alta, el pronombre que le corresponde es le(s) tanto si el referente es masculino como si es femenino, pues la persona que obtiene el alta se considera complemento indirecto. Aunque esas son las formas recomendadas, se admite, dada su extensión entre hablantes cultos, el uso de le en lugar de lo cuando funciona como complemento directo y hace referencia a una persona de sexo masculino (le dio de alta), según indica también el Diccionario panhispánico de dudas. Esa excepción solo afecta al singular y no al plural, en el que se sigue considerando inadecuado el uso de les (lo indicado es los dieron de alta, no les dieron de alta).
Esperamos,así, que sirvan las consideraciones anteriores «yotras que en el tintero quedan» para una lectura másabarcadora de una obra que sigue requiriendo de una edicióncon correcciones y comentarios más integrales que losgeneralmente ofrecidos. Siguiendo con laidea, veamos entonces la importancia del Sol y la complejidadinterna que esta figura aporta en sí misma. Será paraello necesario volver sobre otras fuentes y establecer algunasbases que puedan derivar en conclusiones complementarias a lasanteriores. Y por todo el camino, doquiera que paraban, tentaban hincar la barra de oro y nunca se les hundió. Así, entraron en una venta o dormitorio pequeño, que está siete u ocho leguas al mediodía de esta ciudad, que hoy llaman Pacárec Tampu… Es uno de los pueblos que este príncipe mandó poblar después y sus moradores se jactan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. La mayoría de los relatos de este mito ancestral no prevén diferencias sustanciales salvo los nombres de los protagonistas que en ocasiones han sido escritos con ligeras diferencias.
veni, vidi, vici, escritura adecuada
No siempre habrá la posibilidad deencontrar pares o tríos semánticos por la mismanecesidad del texto de discurrir por conceptos cuyo seguimiento severía desviado frente a la presencia de tales paralelismos.Pero al menos sí se podría percibir una prosodiaentrecortada semejante a la de la respiración de un hombreque cuenta/canta sus recuerdos de infancia y las historiasescuchadas durante su adolescencia. Aun si éste no fuera elcaso, la evocación imitativa de tales narracionesbastaría para encontrar sentido (ciertamente no elúnico, aunque sí a considerar) a la abundancia depausas y a la prosodia continuamente interrumpida que presentannumerosos pasajes de los Comentarios en las edicionespríncipe. Al mismo tiempo,al haber echado mano durante la exposición anterior deherramientas que provienen de distintas disciplinas (especialmentela etnohistoria, la lingüística, los estudiosliterarios coloniales y la antropología andina), hemostratado de pezetita reconstruir en parte un universo cultural dentro delcual el discurso garcilasiano también se desenvuelve.
Leyendas sobre el origen del Imperio inca
Peroen los Comentarios, por otro lado, se coincide con laafirmación de Valera acerca de la importancia del sol comorepresentación material de una fuerza superior e invisible(Illa Tecce en Valera, Pachacamac, en Garcilaso)que le infunde su propia fuerza y calor y le asigna sufunción encargada de la vida sobre la tierra, muyátono con el tópico del «dios ignoto» de DiógenesLaercio. Sin embargo, este carácter subordinado del Sol noimpide que aparezca en los Comentarios y otrascrónicas (v. Durand 1990) como lacausa inmediata de la labor civilizadora de Manco Capac y MamaOcllo o como elemento cuyo origen se ubica también en ellago Titicaca. Aunque en los Comentarios se afirmacuidadosamente que se trata de una entre otras «fábulas» (sin duda porproblemas de censura y de una necesaria distancia para evitaracusaciones suspicaces), el origen solar de los incas y su imperioes uno de los ejes semánticos «pero no el único» sobre losque gira la argumentación de la obra acerca de lalegítima autoridad de los incas sobre el resto de lapoblación andina. Para elloexpliquemos algo sobre el proceso de escritura de la obra y luegoacudamos a ella -en el relato sobre la fundación del Cuzco(I, I, XV-XVII)- a los elementos del subtexto que más nosinteresen. Hemos escogido este pasaje por su importancia comoplantilla narrativa a lo largo de la Primera Parte y por loselementos que ofrece para un entendimiento de la unidad de las dosPartes como una sola historia de los incas (asimilando la presenciaespañola) que pretende resolverse en una alternativapolítica cargadamente etnocentrista, aristocratizante ydivergente del posterior proyecto republicano criollo del XIX, enbuena medida fruto de la Ilustración. Con ello prevendremoscualquier afán «peruanista» que se quieraatribuir a esta lectura, que no pretende sino situar la obra dentrode su específico universo cultural y dentro de las enormesposibilidades de entendimiento que aún ofrece.
Su significado literal y etimológico es«lo que proviene de la noche»o «desde la noche». Los incas,al ser identificados con el tiempo de la madrugada, nopodían ser sino la consecuencia natural y necesaria de unsupuesto estado de barbarie anterior.
SegúnKantorowicz (101), el «Sol deJusticia» fue durante la Edad Media «el título profético deCristo» (trad.mía). La imagen se proyectó en el espacio andinohasta el siglo XIX, en que se usó como símbolosincrético de algunas figuras egregias de las nacientesrepúblicas, como el mismo Simón Bolívar,según estudia Platt en 1993. De todos modos, no estotalmente descartable que una identificación del «Sol de Justicia» con los valorescristianos y sus representantes europeos provenga en los casos deCalancha y Ballesteros también de la lectura de la obra deGarcilaso, dado el éxito de los Comentarios comohistoria canónica sobre los incas y la conquista hasta yaentrado el siglo XIX17. Como puede verse,una lectura de este tipo nos llevaría a límites nosólo muy irónicos, sino también válidosdentro de sus propios postulados. Hasta podría buscarse unandamiaje argumentativo que apoyara la interpretación, talcomo ocurre con el pasaje sobre la habitabilidad de las cuatrozonas de la tierra, en que subyace la posibilidad de una vidaequivalente a la europea dentro de la zona tórrida(Comentarios I, I, lime 25 I) o en las constantes recriminacionesa los españoles acerca de su poco entendimiento y cuidado enconservar los logros conseguidos por los incas, por medio dedistintas actualizaciones de los tópicos del beatus ille… Naturalmente, muylejos estamos de afirmar que de esta manera debió haber sidola fuente evocada, salvando las distancias idiomáticas, porcierto.
El cronista mestizo fue hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la ñusta Isabel Chimpu Ocllo, nieta de Túpac Yupanqui. Cuando Sinchi Roca tenía 20 años, se casó con Mama Coca, “hija de un cacique Señor de un pueblo que está una legua del Cuzco, que llama Zañu, en la cual señora hubo Sinchi Roca un hijo llamado Lloque Yupanqui”. Hicieron su casa, en donde “está ubicado el convento de Santo Domingo”, para “los dos y las cuatro mujeres”. Si se trata de que las personas estaban revelando, dando o contando una información o algún dato a alguien más y esta otra persona les creyó en su totalidad dicha información entonces “les dieron entero crédito”, es decir le dieron credibilidad. Por tanto, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «El personal médico le dio el alta a la paciente más pequeña que se ha curado de la COVID-19», «En el caso de la enfermera, se informó que la darán de alta debido a que su recuperación ha sido óptima» y «A la madre le darán el alta en las próximas horas». En las informaciones sobre los pacientes que han superado la COVID-19, se pueden encontrar frases como «El personal médico le dio de alta a la paciente más pequeña que se ha curado de la COVID-19», «En el caso de la enfermera, se informó que le darán de alta debido a que su recuperación ha sido óptima» o «A la madre la darán el alta en las próximas horas».
Los Hermanos Ayar
Dentro de losmuchos géneros de escritura que se ofrecen expuestos en laobra (narración histórica, descripciónetnográfica, relato autobiográfico, comentario,traducción, análisis filológico, etc., etc.) se percibe una multiplicidad en lasposiciones del sujeto enunciante que permite plantearse la preguntasobre aquellos géneros (y aquellas posiciones del sujeto)que no son registrables desde el canon prestigioso del Renacimientotardío. A esta estrategia implícita, ajena a laslecturas que sólo consideran una tradición sin dudapresente en la obra (la de la formación que el Garcilasoautor adquirió y maduró durante su larga permanenciaen Andalucía desde 1560 hasta su muerte en 1616), es a loque vamos a referirnos con el nombre de «subtexto».
Ahora bien, conrespecto a la composición de la Primera Parte se sabe poco,pero es posible suponer que Diego de Vargas (nacido alrededor de1580) tenía edad suficiente para servir de«pendolista» en el momento de estarse escribiendo lasúltimas etapas de la obra, es decir, las referidas a lasconquistas y expansiones de los incas, presumiblemente en losprimeros años del XVII. Pudo haber copiado de manuscritoscorregidos y tachonados, es cierto, como pudo haber copiadodirectamente de una emisión oral. De cualquier manera,importa por lo menos insinuar esta última posibilidad,debido a que, si realmente toda o buena parte de la obra en sus dosPartes fue dictada, ello supondría un número elevadode pausas respiratorias en la emisión oral, que muyprobablemente el copista transcribió. Pero aun en el caso deque tal dictado no se hubiera producido, lo que es evidente en lasediciones princeps de los Comentarios es que losperiodos sintácticos son mucho más cortos que en lasediciones modernas, y por lo tanto la prosodia que se deriva de unalectura en voz alta tendrá numerosos silencios y constantesdivisiones de frase marcadas al interior de cada oración. Deesta manera, conviene considerar el sentido literal del«recitado» que Cusi Huallpa proclama haber hecho alfinal de su relato sobre la fundación del Cuzco(Comentarios I, I, XVII).
crédito
No hay casi ninguna evidencia de que los llamados cantaresincaicos de corte histórico tuvieran una conformaciónsemejante. La carencia de manuscritos en ese sentido dificulta latarea de un cotejo filológico másfundamentado12,pero al menos no impide encontrar en los mismosComentarios la posibilidad de organizar los periodossintácticos por grupos de sentido paralelo o complementario(como en los periodos 9-10, y 15-16, por ejemplo) quecoinciden con el pausado que se les indica en el https://www.zivnustka.cz/2024/09/26/prestamos-en-linea-en-mexico/ original de1609. Ahora bien, essabido que el sol recibía distintos nombres y hasta erarepresentado como distintas personalidades durante los variosrituales a él dedicados.
veni, vidi, vici, escritura adecuada
- Dentro de losmuchos géneros de escritura que se ofrecen expuestos en laobra (narración histórica, descripciónetnográfica, relato autobiográfico, comentario,traducción, análisis filológico, etc., etc.) se percibe una multiplicidad en lasposiciones del sujeto enunciante que permite plantearse la preguntasobre aquellos géneros (y aquellas posiciones del sujeto)que no son registrables desde el canon prestigioso del Renacimientotardío.
- Taldiscurso, a su vez, propone un claro intento de re-facciónhistórica y de proyección (aunque en lapráctica frustrada) de una jerarquización cultural yun lugar social dentro de los cuales el sujeto mestizo sesitúa en posición legal y dirigente.
- De cualquier manera,importa por lo menos insinuar esta última posibilidad,debido a que, si realmente toda o buena parte de la obra en sus dosPartes fue dictada, ello supondría un número elevadode pausas respiratorias en la emisión oral, que muyprobablemente el copista transcribió.
Betanzos a la de Hatun Ayllu, linaje de Pachacútec y Atahualpa; y, Garcilaso, a la dinastía de Cápac Ayllu, dineria prestamos de Túpac Yupanqui y Huáscar. Ello nos hace notar una visión muy particular de cada ayllu sobre el origen del imperio.
- La imagendel Sol como símbolo del poder divino de los reyescristianos medievales sobrevivió dentro de lateología política europea y los grabados y tratadosdel Renacimiento no hicieron sino revitalizarlo.
- Más allá, como decíamos, delas declaraciones explícitas que en tal sentido aparecen enla obra, y que sirven, en realidad, para un conocimientosólo parcial y denotativo del discurso.
- Sin embargo, este carácter subordinado del Sol noimpide que aparezca en los Comentarios y otrascrónicas (v. Durand 1990) como lacausa inmediata de la labor civilizadora de Manco Capac y MamaOcllo o como elemento cuyo origen se ubica también en ellago Titicaca.
- Hemos escogido este pasaje por su importancia comoplantilla narrativa a lo largo de la Primera Parte y por loselementos que ofrece para un entendimiento de la unidad de las dosPartes como una sola historia de los incas (asimilando la presenciaespañola) que pretende resolverse en una alternativapolítica cargadamente etnocentrista, aristocratizante ydivergente del posterior proyecto republicano criollo del XIX, enbuena medida fruto de la Ilustración.
- Podría decirse que el “Mito de los hermanos Ayar”, es la visión de la creación del Imperio de los Hatun Ayllu; y, la “Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo”, la visión de la creación del Imperio de los Cápac Ayllu.
En términosastronómicos, y refrescando la memoria, el lucero no es prestamos inmediatos en linea sin buro otroque el planeta Venus, cuyas apariciones en el horizonte durante loscrepúsculos de la tarde y la mañana le otorgan uncarácter dual, cada uno de cuyos aspectos resultanprecedentes de la noche o el día, respectivamente. Entérminos simbólicos dentro del imaginario incaico, ellucero constituía una de las múltiplesmanifestaciones del dios animador u ordenador andino o uno de susadjuntos, y su movimiento inconstante y notorio le daba un rango deautonomía mayor que el de cualquiera de las estrellas(quyllur) de la bóveda celeste. Sin embargo, sufigura resulta problemática, pues las fuentes primarias quelo mencionan más clara y extensamente (Joan de SantacruzPachacuti, Waman Puma y el Jesuita Anónimo o Blas Valera,por ejemplo) le asignan distintas funciones y géneros, quedescribiré brevemente para señalar las posibilidadesde interpretación que el pasaje de los Comentariosnos ofrece. Al aludir alproblema de los mestizos no queremos ampararnos en las merasdeclaraciones que aparecen en la obra en tal sentido, ni en lasmúltiples circunstancias que sufrió ese grupo socialdurante las primeras décadas de la administracióncolonial en los Andes. Lo que nos interesa es plantear desde unaperspectiva interna al texto cómo el discurso de un sujetopendular u «oscilante»(Wey-Gómez 1991) logra formas de autoridad por su manejosubtextual («inconsciente» sería una palabratentadora, aunque inadecuada) de referencias y tonalidadesfamiliares con una tradición narrativa y simbólicaajena a la europea.
Por lo pronto,recordemos que las modernizaciones ortográficas y depuntuación que se han practicado en la obra durante nuestrosiglo obedecen a la intención, por cierto legítima,de facilitar su lectura masiva. Así, se prolongan lasfrases, se colocan comillas, se eliminan comas y se creanpárrafos, de manera que la recepción visual puedehacerse sin la incómoda y peculiar puntuación de laedición príncipe y sin la ortografía del XVIIque, por otro lado, incluye en tal edición de losComentarios numerosas erratas dentro del mismo uso de laépoca, pese a lo relativa que resulta la idea por laausencia de un sistema de estandarización como el de laAcademia de la Lengua, creada solamente en el XVIII. Manco Cápac, Ayar Auca y las cuatro mujeres y sus ayllus, fueron al Cuzco a ver a Alcaviza. Antes de entrar a sus tierras, en un poblado cercano llamado Acamama, Mama Huaco golpeó a un indio con “un haybinto (boleadora) y matóle y abrióle de pronto y sacóle los bofes y el corazón, y a la vista de los demás del pueblo hinchó los bofes soplándoles…”. Los cronistas españoles que, inmediatamente después de la conquista, interrogaron a los incas sobre sus orígenes han recogido numerosos relatos sobre la historia de la etnia dominante. La leyenda más difundida, a juicio de todos los escritores ibéricos de la época, fue la referida a los hermanos Ayar y sus esposas-hermanas.
Veremos asíque, más allá de la consideración de la obracomo pieza literaria o como documento histórico (criteriosque no tienen por qué excluirse, y menos para unaépoca en que la retórica era, como decía frayJerónimo Román, «el alma dela historia»), lo que resultará delanálisis de algunos pasajes de la obra en su primeraedición según anotaciones que servirían parauna edición crítica es la descripción de unsujeto de escritura multiposicional y de una complejidad discursivaque en otro lugar hemos llamado «coral» (Mazzotti 1994). Por el contrario, brindaremos algunos elementos dejuicio para evaluar en qué consiste, según nuestrocriterio, el carácter mestizo de la obra, sin apelar a latemible falacia biográfica ni a fórmulasvoluntaristas acerca de una supuesta armonía que,según veremos, resulta poco menos queproblemática. Las líneasque siguen sólo apuntan a suscitar una reflexiónsobre una de las muchas (aunque, seguramente, de las másescondidas) lecturas que ofrece la obra mayor del Inca Garcilaso.Como se sabe, los aportes de los últimos años, tantoen el plano del análisis literario como de lainformación biográfica, han llevado a afirmar unaimagen cada vez más completa del autor y del sujeto(multiforme y, por eso mismo, polémico) que aparece comoenunciante dentro de una historia que fue considerada durante casitres siglos la historia de los incas y de la conquista delPerú por excelencia. No vale la pena entrar en detallessobre el derrocamiento que han sufrido los ComentariosReales desde fines del siglo XIX con respecto a su autoridadhistórica y a su positivistamente reclamada«objetividad». Sin mencionar, naturalmente, los estudiosarqueológicos, antropológicos ylingüísticos que durante el presente siglo han brindadoevidencia irrefutable sobre ciertos aspectos de la expansiónincaica y sobre rituales y categorías de pensamiento muchomás complejas y variadas de las que los Comentariosparecen ofrecer a simple vista. Pero recordemosque la reconstrucción etnopoética de las fuentesindígenas supuestas de los Comentarios escapa a laintención central de este trabajo. Ya hemos dicho que lo queaquí interesa es la capacidad de la obra de transformardiversas tradiciones a fin de ofrecer un discurso autorizado desdedistintas lecturas potenciales que consideren la familiaridad contales tradiciones.